Julieta (En Vivo)
Fernando Delgadillo
4:17a hace tiempo que asistí disfrazado a unas mascaradas que fui invitado. Modelé antifaces tan coloridos como los tonos de los vestidos que usaba a diario como disfraz, para verme tal como los demás. Para verme como querían mirarme, ponía a mi silueta cualquier alarde: como era galante el hombre floral, me adorné las ramas muy natural; para el que me vio parecí normal, en esos desfiles de carnaval. Entre las parejas que iban girando un día le encontré: bella como media luna que alumbra al oscurecer. Convidé a la danza a la dama luna del antifaz, que ella usaba para que se pensara que era su faz; pero al descubrir su semblante nada hallé detrás. Me asusté al mirar su cara vacía. Dijo, así son todos. ¿No lo sabías? Con un gesto dulce, más que elegante, mi luz nocturna se hizo menguante, luna que al fin desapareció al amanecer de mi comprensión. Fui a buscar a aquel que he llamado amigo. Bajo el antifaz nadie hallé conmigo. Busqué entre las poses, los comediantes, entre los diestros y principiantes que actúan al rostro del soñador y ese rostro sólo lo tenía yo. De entonces a acá me despojo a diario del antifaz, que hizo la costumbre de un maquillaje tan pertinaz. Como la canción desenmascarada me muestro a aquel, que acaso no guste de lo que mira cuando me ve o hasta se incomode si no vió a nadie dentro de él. Ahora ya no voy desenmascarando, cuando encuentro que alguien se emboza actuando. Cuando engañan en su felicidad, sólo veo remedos de humanidad; lo que podrían haber sido y no son, entre vanaglorias y compasión. Lo que soy yo mismo no puedo verlo, lo que veas de mí, no puedo esconderlo. Ni siquiera cargo con mi armadura, el que pueda herirme hallará en mi hechura sangre mestiza sin condición, que mantiene abierto mi corazón.