Bruja

Llegó con la luna llena,
la huella firme,
la frente honda,
la llama en el esqueleto.
Le llamaron bruja.
¡Bruja!
Tenía pelo de viento,
mirada clara,
la piel oscura,
y el corazón en los dedos.
Le llamaron bruja.
¡Bruja!
Vientre de tierra
que cada solsticio,
agradecía el pan y la lluvia.
Flor clandestina,
reina de la noche. 
¡Varavaravaraaa!, ¡va, varaa!
¡Va, varavaraaa! ¡va, varaa!
¡Varavaravaravaraaa!, ¡va, varaa!
¡Va, varaa varaaa!

Resulta que amaba libre,
no se vendía,
no soportaba,
era un claro mal ejemplo.
Le llamaron bruja.
¡Bruja!

La voz se corrió en el pueblo
desde el mercado a la sacristía,
la hoguera estaba esperando:
¡Quemen a la bruja!
¡Bruja!
Pronto llegaron
mentes arrugadas,
que en el nombre del Padre y de la Justicia,
prendieron su casa
en mitad de la noche

¡Varavaravaraaa!, ¡va, varaa!
¡Va, varavaraaa! ¡va, varaa!
¡Varavaravaravaraaa!, ¡va, varaa!
¡Va, varaa varaaa!

Cuando el fuego se volvió humo
buscaron sus huesos de entre los restos
para enterrarlos bien lejos
no fuera a ser que a esa impía mujer le diera por resucitar...
¡Uaaaa! ¡Uaaaa! ¡Uaaaa!

Más de repente,
un extraño viento levantó las cenizas aún ardientes
quemando fulminantemente 
los ropajes de las y los allí presentes.
¡Uaaaa! ¡Uaaaa! ¡Uaaaa!

Y, tan desnuda como desorientada,
allí quedó la muchedumbre:
abandonada a su suerte.

De pronto un ruido,
dulce aquelarre,
bomba de baile,
fiesta de carne,
almas ya nuevas
aullando en la noche.
¡Auuuuuuu!

¡Le llamaron bruja!, ¡Bruja!
¡Le llamaron bruja!, ¡Lairarailara!

Quisieron quemarla y enterrarla sin saber
Que además de bruja, era semilla.

¡Le llamaron bruja!, ¡Bruja!
¡Le llamaron bruja!, ¡Lairarailara!
¡Le llamaron bruja!, ¡Bruja!

Le llamaron Bruja porque no sentía culpa.